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8M: NUESTRO NUEVO ACTIVISMO

Foto: David Fernández/European Press Agency

Por: Adela Lemus*

En la actualidad, el activismo ya no es desconocido para nosotras; sabemos que nos referimos al involucramiento, con una causa concreta que contribuya a la transformación social. En el día a día escogemos diversas temáticas con las que nos sentimos especialmente identificadas como la defensa del medio ambiente, la libertad de expresión, la anticorrupción, entre otros; nos encendemos, nos emocionamos, nos comprometemos y hacemos de ellas un estilo de vida.

Sin embargo, sin importar la causa “accesoria” que representemos (calma, todas estas son importantes, pero ya explicaré a qué me refiero con accesoria) y la postura que adoptemos con respecto a ellas, todas nos debemos a un terreno común: el reconocimiento de la mujer como sujeto de derecho, libertad y dignidad. Y es que mientras nosotras no seamos plenamente vista de esta manera, el desarrollo y los avances que se logren en las otras causas no serán lo suficientemente significativos en el desarrollo integral de nuestros países; por eso, nuestros derechos deben ser nuestra causa principal.

La realidad es que inclusive desde las trincheras de mentalidad más abierta y proderecho en las que algunas de nosotras tenemos la dicha de participar, no es raro encontrar  ni enfrentarnos a retos propios de un sistema machista: micromachismos, mansplaining, roles de género impuestos y, además, a las luchas que el sistema nos impone como internas: tabúes, vergüenza, dobles estándares , baja autoestima, necesidad de “masculinizarnos” para ser consideradas serias, profesionales y valiosas en un mundo generalmente considerado de “hombres”.

Por si fuera poco, a veces, somos nosotras mismas quiénes nos convertimos en verdugo, cómplice y víctima de todo este ciclo; yo, personalmente, he ocupado en más de una ocasión en estos diversos papeles y no me ha gustado lo que he visto. Quien se autoproclame libre de culpa, seguramente miente.

Así es que, aunque en la mayoría de los países de América Latina la lucha conmemorativa del 8M ya no es (del todo) por el reconocimiento de los derechos laborales de las mujeres, o por nuestra libertad de expresión, o por que podamos ocupar puestos de autoridad pública o semejantes; eso no significa que este 8M no tengamos luchas muy importantes pendientes: abrir más y mejores espacios seguros para nosotras,  porque se considere real y relevante la violencia de todo tipo contra la mujer,  por la dignidad y el respeto que nos merece nuestra humanidad. Descansar en nuestros laureles es retroceder.

Tal vez pensemos que, entre nuestros trabajos y nuestra vida personal, no tenemos suficiente tiempo o recursos para dedicarnos a nuestra propia causa, o tal vez simplemente se nos ha olvidado por donde empezar. Colega/Amiga/Hermana aquí podemos iniciar:

  1. Creámonos, seamos amigables y accesibles para otras, brindemos la seguridad que tantas veces nos hizo falta.
  2. Tengamos nuestras diferencias, ataquemos nuestras ideas, pero no nos ataquemos por ser mujeres ni nos denigremos mutuamente
  3. Seamos generosas con los espacios que hemos ganado, reconozcamos el talento de las que nos rodean, aunque no sean nuestras amigas, y promovamos su participación.
  4. Respetemos las decisiones de otras, procuremos no juzgarnos y ayudémonos a crecer unas a las otras.

Este 8M renovemos nuestro compromiso con nuestra nueva forma de hacer activismo: construir sociedades más fuertes, inclusivas y respetuosas de derechos humanos empieza a través de construirnos como mejores y más fuertes mujeres. Ese, es el nuevo 8M que necesitamos para todos los días.

*Adela es una joven activista de El Salvador. Licenciada en Relaciones Internacionales, con especialidad en Formulación y Ejecución de Proyectos de Cooperación. Actualmente es presidenta de la organización de Jóvenes en Acción Política, la cual es miembro del Foro Ciudadano de las Américas y que trabaja por el respeto a la institucionalidad, el Estado de Derecho, la transparencia y la rendición de cuentas de los funcionarios públicos.