Por: Marta Gaba*
Después de mucho pensar y repensar, decidí escribir un artículo para el Día de la mujer desde el lugar que manejo: las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) como herramienta de innovación y transformación. Mi perspectiva de la cuestión se vincula íntimamente con la apropiación que las mujeres pueden hacer de la tecnología, toda vez que ésta es una herramienta, un medio, un instrumento del cual pueden servirse para mejorar su calidad de vida e interactuar, vincularse y relacionarse con sus semejantes en un entorno sustentable.
Comencemos, entonces, poniéndonos en contexto. Las cuestiones de género no son un “asunto de mujeres” y los temas referidos a diversidad son demasiado amplios para caber en mentes pequeñas. Por eso debemos abrir nuestra perspectiva y comenzar a conocer, aprender y entender nuestro entorno. Decir “género” no deber remitir a pensar en mujeres: una violación no es cosa solo de mujeres; un femicidio no es cosa de mujeres; el acoso callejero no es asunto de mujeres; el embarazo y la decisión de abortar o no tampoco es solo un tema del que deban ocuparse las mujeres.
La paridad política ahora, la lucha por el voto femenino antes, el acceso a los cargos judiciales por mérito y no por camaradería masculina, no son solo cosas de mujeres. Somos más de la mitad del planeta y no podemos quedar cercadas por concepciones misóginas que nos impiden avanzar partidariamente o en ámbitos académicos y profesionales.
Y también están las conceptualizaciones que denigran. Hace tiempo circulaba por Internet y, mucho antes, en fotocopias en las oficinas, un panfleto que exponía como una palabra, al cambiar de género, connotaba una idea totalmente distinta de lo que se pretendía denotar. Dicho más sencillamente, mostraba cómo una palabra en género masculino significaba una cosa y al pasarla al género femenino se convertía en insulto. Por ejemplo, “zorro”, que es el héroe justiciero, en su versión femenina, “zorra” es, sencillamente, puta. A continuación, los otros ejemplos:
Perro: Mejor amigo del hombre Perra: puta |
Callejero: De la calle, urbano. Callejera: puta |
Aventurero: Osado, valiente, arriesgado. Aventurera: puta |
Hombrezuelo: Hombrecillo, mínimo, pequeño Mujerzuela: puta |
Ambicioso: Visionario, Enérgico, con metas Ambiciosa: puta |
Hombre público: Personaje prominente. Funcionario público. Mujer pública: puta |
Cualquier: Fulano, Mengano, Zultano Cualquiera: puta |
Hombre de la vida: Hombre de gran experiencia. Mujer de la vida: puta |
Regalado: Participio del verbo regalar Regalada: puta |
Rápido: Inteligente, despierto. Rápida: puta |
Como vemos, culturalmente durante siglos se redujo a la mujer, aunque más no sea, desde el discurso. Por eso, no nos cansemos de repetir: no existe “la mujer” como una entidad única y homogénea respecto de quien se pueden diseñar propuestas neutras, generales, globales, asépticas, apolíticas, disciplinadoras y domésticas.
Existen “las mujeres”: indígenas, marginales, profesionales, prostitutas, religiosas, migrantes, mundanas, amas de casa, comerciantes, madres, homosexuales, bisexuales, sexuales, docentes, maltratadas, emprendedoras, comprometidas con la comunidad y delincuentes.
Todas ellas son mujeres y a cada una se la discrimina de manera diversa, de modo que la utilización y apropiación de tecnologías se dará también de manera diversa.
La multidiscriminación que padecen las mujeres (por razones de género, situación geográfica, situación económica, aspectos culturales, etc.) unida a la fractura digital, está generando una nueva forma de analfabetismo y lamentablemente, las estadísticas que se publican sobre la fractura (o brecha) digital pocas veces brindan información sobre la fractura digital de género. A esto se agregan los estudios que señalan el traslado de los roles tradicionales masculinos y femeninos al ámbito de las nuevas tecnologías.
Las mujeres indígenas
Como muchas otras mujeres, las indígenas padecen dos limitantes compartidas con otros grupos:
- El nulo o limitado acceso a la conectividad en los sectores rurales,
- El alto costo de la tecnología
A estas dos limitantes debemos agregar una propia de su colectivo: la escasa capacitación en el uso de las tecnologías acorde a su cultura y en lengua originaria. El mundo de los dispositivos electrónicos e Internet es un mundo en inglés; algunas palabras han sido castellanizadas y otras las continuamos utilizando ya sin darnos cuenta, pero muchas veces no nos ponemos a pensar como debe ser este mundo cibernético visto desde otra lógica cultural donde influye no solo el idioma: existe una barrera relacionada con la concepción del tiempo que traen aparejadas las TIC con la lógica de velocidad-dinero-tiempo de occidente. A pesar de lo señalado, en muchos países las TIC son utilizadas estratégicamente por algunos grupos de mujeres indígenas para potenciar el trabajo en las comunidades, la educación de sus hijos bajo su cultura e idioma, cuestiones de salud sexual y reproductiva, derechos humanos, y derechos de los pueblos indígenas.
Las mujeres migrantes
Para comenzar, diremos que las personas migrantes son todas aquellas que inician el proceso de movilidad, cualquiera sea su estatus socioeconómico, la situación personal en la que se encuentren o las motivaciones que tengan para migrar. Se puede ser migrante dentro o fuera del país, y este traslado conlleva una serie de factores que influyen en el mundo de la persona que se reubica en otro lugar geográfico: los afectos quedan lejos, nuevos vínculos sociales se presentan día a día, la comunicación con sus familia y amigos se encarece, encontrar trabajo suele no ser fácil, y muchas veces necesitan capacitarse en nuevas habilidades, destrezas y conocimientos.
Para estos grupos, aprender a utilizar una computadora, navegar por Internet y utilizar los programas que permiten la comunicación de manera gratuita son fundamentales para mantener los lazos con su familia y amigos. Asimismo, pueden realizar capacitaciones virtuales e informarse acerca de su nuevo lugar de asentamiento a través de la información que encuentran en la web.
Mujeres que padecen distintos tipos de violencia
Muchos son los aspectos en los que pueden ayudar las tecnologías de Internet a las mujeres maltratadas: desde grupos de ayuda on line, chats con especialistas e información, hasta concientización del entorno, como veremos a continuación:
En Argentina, a revista Hombre, de Editorial Perfil, publicó en una de sus ediciones electrónicas de 2008 el “Test Tyson”, en alusión al violento boxeador conocido por ser golpeador de mujeres y que fuera acusado de violación. El test estaba en la sección “Happy Hour” y se presentaba como un pasatiempo liviano para entretener al lector. Desde el comienzo, el test resultaba de una dureza y cinismo que chocaba al lector consciente: “¿Madura el K.O.?”.
El test proponía a los hombres diversas situaciones con respuestas múltiples sobre razones, métodos, momentos, periodicidad y duración del ejercicio violento del poder masculino para aleccionar a su pareja.
En 2006, el Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres de APC lanzó la campaña “Dominemos la tecnología”, considerando la necesidad de que las mujeres se apropien de las TIC para luchar contra la violencia que padecen. En el caso del Test Tyson, el dominio de las herramientas más simples como el correo electrónico y las listas de distribución alertó al movimiento de mujeres y feminista sobre la situación de violencia en una publicación electrónica y permitió el trabajo en red para una rápida respuesta, permitiendo incluso a las legisladoras (que también utilizaron TIC) que en cuarenta y ocho horas sus cámaras legislativas resolvieran repudiar el hecho.
La campaña “Dominemos la tecnología” propone la recuperación la tecnología para luchar contra la violencia de género utilizando cualquier herramienta TIC que hubiera a mano.
Las mujeres adultas mayores
La tecnología puede acercar a las abuelas con sus nietos, las puede ayudar a mantenerse informadas, realizar cursos virtuales, jugar sus juegos preferidos y las mantiene activas intelectualmente. Imagino estas capacitaciones dirigidas a las abuelas, la memoria familiar de tantas recetas de cocina de antaño, de destrezas hogareñas que se van perdiendo con la asunción de nuevos y diferentes roles por parte de las mujeres, de sabiduría práctica en el cuidado de los hijos, del hogar, de la economía doméstica. Es un mundo que se va perdiendo y del cual no queda registro. No queda tiempo para conversar de esos temas con las abuelas y muchas de ellas quieren pasar “sus secretos” a las nietas, que no suelen estar muy dispuestas por falta de tiempo. Las abuelas pueden aprender las nuevas tecnologías y compartir con otras sus recuerdos, pueden ordenarlos, pueden difundirlos en sitios web o en blogs, pueden ser un archivo viviente y en línea que perdurará mientras lo sigan manteniendo y actualizando sus pares.
Las tecnologías le permiten a nuestras adultas mayores desarrollar habilidades y capacidades, además de la percepción que se tiene de la persona mayor ante familiares, amistades y personas de contacto, e incluso su propia autoestima personal. Todo esto beneficia su integración social. Es un campo donde se pueden trabajar iniciativas intergeneracionales, recuperación de la memoria histórica y acercamiento de las TIC a actividades cotidianas.
Reconocer esta diversidad pone en el tablero el diseño de las políticas: debe considerarse el componente instrumental tecnológico que ayude en el ciclo de la política y la convierta en un círculo virtuoso. Distintos países están trabajando las cuestiones de género vinculadas con las TIC, con resultados diversos (algunos buenos, otros no tanto) pero todos los casos arrojan interesantes observaciones para tomar en cuenta al momento de diseñar políticas en el área. Las experiencias con distintos colectivos (indígenas, adultas mayores, mujeres privadas de la libertad, discapacitadas) demuestran la importancia estratégica de capacitar a las mujeres en el uso de las TIC para su participación en las dinámicas de los movimientos sociales, a tono con la revolución digital, además de resultar fundamental el manejo de las TIC para el desarrollo personal, laboral y educacional.
Trabajar en la sensibilización respecto del uso y apropiación de las nuevas tecnologías es importante para que la capacitación posterior sea positiva. Pero el ciclo no debe terminar allí: debe darse un paso más: aprender a personalizar esas tecnologías y darles un uso productivo y acorde a las necesidades de la mujer, al grupo al que pertenece, la comunidad donde vive.
En pocas palabras, apropiarse de la tecnología.