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Durante el último año se han presentado distintos acontecimientos que han despertado las movilizaciones sociales en América Latina. Este mes de marzo vale la pena resaltar el rol y la labor que han desempeñado las mujeres en las protestas y apuestas políticas que se han dado en la región y que son de gran relevancia para la defensa de la democracia y los derechos humanos. Cada país presenta sus particularidades, en donde las mujeres han participado de los escenarios de discusión y disputa política, para este especial resaltaremos los aspectos claves de las protestas de mujeres vinculadas a las protestas de México, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Chile y Argentina.
Comencemos por el norte de nuestra región y miremos dos casos particulares.
México
El movimiento feminista mexicano destacó por sus masivas movilizaciones convocadas durante 2019 y el reciente paro de mujeres el 9 de marzo.
El 12 de agosto de 2019 varias agrupaciones de mujeres y feministas se manifestaron contra la violencia sexual y la impunidad policial en las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX) con la consigna “No nos cuidan, nos violan”. El hecho que causó mayor conmoción fue el de la menor de Azcapotzalco que fue abusada sexualmente por cuatro policías. La familia de la menor retiró la renuncia debido a la filtración de sus datos personales y videos de la adolescente a los medios de comunicación. Aparte, dos oficiales del D.F violaron a una mujer habitante de calle y un guardia de seguridad abusó de una joven en el Museo de Fotografía. Esto exacerbó la indignación de las mujeres, lo que llevó a que se manifestaran masivamente.
Unas manifestantes le arrojaron brillantina rosa al Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. La brillantina se convirtió en símbolo de las manifestaciones feministas y se convocaron nuevamente para el 16 de agosto, donde se llenaron las calles de al menos 15 localidades con miles de mujeres repudiando las violaciones perpetradas por la Policía Nacional, también fueron saliendo más razones de indignación como los feminicidios.
El 14 de febrero de este año las feministas salieron nuevamente a las calles mostrando su indignación por el feminicidio de Ingrid Escamilla y la imprudente difusión de diversos medios de comunicación exhibiendo su cuerpo desmembrado con discursos amarillistas. En la Ciudad de México las jóvenes feministas llenaron las calles, con la rabia acumulada de vivir en un país en el que matan a mujeres a diario, pasaron primero frente al Palacio Nacional y posteriormente afuera de periódicos como El Reforma y la Prensa, finalizando la concentración por la tarde en el AntiMonumento ubicado en el centro de la ciudad, que conmemora a las mujeres desaparecidas y víctimas de feminicidios en el país.
Las acciones de colectivas feministas universitarias también han destacado. Desde el 4 de noviembre de 2019 la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Autónoma de México (UNAM) ha estado tomada por mujeres estudiantes, quienes exigen espacios libres de violencia, una educación no sexista y que se atiendan las denuncias por violencia de género. Esta toma nace de la rabia acumulada y el hartazgo desde 2016 con la creación del protocolo para atender casos de violencias de género. Las estudiantes identificaron múltiples fallas que revictimizaba a las mujeres y resguardaba el prestigio de la UNAM. En 2018 se crearon unas mesas para reformar el protocolo, pero no hubo mayor cambio, por lo que decidieron adoptar otras formas para denunciar a sus agresores sin ser sometidas a daños emocionales y revictimización por parte de las directivas de la universidad.
El 9 de marzo de este año, distintas agrupaciones feministas movieron el lema #ElNueveNadieSeMueve convocando un paro laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo ante los diez feminicidios diarios que se cometen en México y una violación cada 4 minutos. Nuevamente llenaron las calles como lo han venido haciendo con las últimas movilizaciones desde 2019.
Las mujeres en México están irrumpiendo como protagonistas del cambio manifestándose en contra de la desigualdad y la violencia institucionalizada patriarcal. Están construyendo una narrativa que sale del dolor y la rabia para pelear por las transformaciones sociales y la justicia de género.
Nicaragua
El activismo feminista y de mujeres ha sido fuertemente perseguido por el gobierno de Nicaragua durante los últimos años. A pesar de que el gobierno de Daniel Ortega intenta justificar la inestabilidad política a partir de abril de 2018, las feministas denuncian más de diez años de represión. Actualmente deben tomar medidas de seguridad porque son constantemente amenazadas, vigiladas y encarceladas.
A pesar de que en décadas anteriores gran parte de las mujeres que hoy se reconocen dentro del movimiento feminista de Nicaragua apoyaban y defendían el proceso revolucionario que se estaba dando en el país, ahora están en oposición al actual gobierno. Las rupturas comenzaron en 1998 con la difusión del caso de Zilamérica, hijastra de Daniel Ortega que denunció haber sido víctima de abuso sexual por parte de este desde que ella tenía 11 años. Desde ahí se produjeron rupturas entre el sandinismo y los colectivos de mujeres y las feministas en general.
Además de esto, el gobierno ha adoptado políticas que vulneran cada vez más los derechos de las mujeres. En 2006, después de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSNL) ganó las elecciones y regresó al poder, el Congreso nicaragüense aprobó por mayoría, y con los votos del partido sandinista, una reforma del Código Penal que castiga el aborto terapéutico, con sentencias hasta seis años de prisión, sin excepción alguna. A la par, el FSNL se fue aliando con las iglesias, a lo que muchas feministas han señalado que estos pactos para alcanzar el “fin revolucionario” y ganar las elecciones son a costa de la vida de las mujeres.
Después de las masivas movilizaciones en contra del gobierno de Ortega en abril de 2018, el régimen se ha concentrado en perseguir a las mujeres y se ha practicado la violencia sexual como método de tortura y represión. Desde la crisis política han incrementado los niveles de impunidad respecto a los casos de violencia contra las mujeres. Casi 80 mujeres han sido encarceladas por participar en manifestaciones y todas han sufrido algún tipo de violencia física, sexual y/o psicológica a manos de agentes del Estado. Esto va acompañado de una estrategia oficial que busca intimidar a las mujeres para que guarden silencio y no exijan justicia, con el fin de mostrar una falsa disminución de los índices de violencia.
Debido a la fuerte persecución que han recibido, las mujeres llevan cinco años sin poder salir a marchar el 8 de marzo. En Nicaragua se han suspendido las libertades y garantías ciudadanas e incluso las mujeres han sido amenazadas cuando han hecho actividades bajo techo y son asediadas por la policía. Para este año el movimiento feminista de Nicaragua convocó a una actividad en un edificio privado en Managua, que fue rodeado desde el principio por un gran número de agentes antidisturbios. Las mujeres cantaron a escondidas el himno feminista Un violador en tu camino creado por la colectiva feminista de Valparaíso LasTesis y abandonaron el lugar rápidamente. Un grupo de feministas también se concentró en un muro de la denuncia en Matagalpa, que señala con nombres y apellidos de padres irresponsables, violadores y feminicidas y los expone ante toda la ciudad. Este muro fue creado hace cinco años como un mecanismo de denuncia y protección ante la situación de vulnerabilidad y hostigamiento legal en el que se encuentran las mujeres.
Por su parte, los sandinistas conmemoraron el sábado 7 de marzo en Managua el Día Internacional de la Mujer con una caminata y concierto, sin incidente alguno, mientras que las feministas denunciaron que fueron acorraladas e intimidadas por parte de la Policía Nacional, esto debido también a la prohibición nacional de manifestaciones opositoras desde septiembre de 2018.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha venido presentando informes que denuncian la grave crisis de derechos humanos en Nicaragua iniciada el 18 de abril de 2018. La represión estatal a las protestas han provocado la muerte de al menos 325 personas y más de 2000 heridas, 550 detenidas y enjuiciadas; el despido de 300 profesionales de la salud; y en la expulsión de al menos 144 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Pese a la grave situación de vulneración a los derechos humanos que se presenta en Nicaragua, las mujeres han resistido y buscado formas de seguir denunciando los casos de violencias de género perpetradas por el actual gobierno. Este contexto da cuenta de las implicaciones que tiene atentar contra los derechos y la vida de las mujeres. Cuando una población es fuertemente vulnerada, es un indicador del estado de libertades cívicas y democráticas, que para el caso de Nicaragua es preocupante.