Un enemigo silencioso de los derechos humanos: la corrupción

Foto: Edgard Garrido / Reuters

Como sociedad apenas estamos haciendo conciencia de que la vulneración o violación a los derechos humanos no sólo se debe a la disminución del espacio cívico, al ataque de sus libertades. Hay más factores que contribuyen a su deterioro, siendo uno de los más graves el cáncer que carcome los presupuestos públicos y la ética de los funcionarios de nuestros Estados: la corrupción. Un enemigo silencioso que, a primera vista, parece no crear vulneración de derechos cuidadanos, pero que es casi tan fatal como la violencia. 

En América Latina y el Caribe la corrupción y los modelos económico inequitativos, son las principales causas de la pobreza. Ésta se refleja en pocas oportunidades de educación para jóvenes, niños y niñas; un sistema de salud público deficiente, cuyos hospitales en varios países son la muerte misma para muchos, etcétera. 

Por lo anterior, desde hace un par de años, la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (REDLAD) viene enfocando parte de su trabajo en analizar y denunciar cómo la corrupción y sus prácticas carcomen nuestros derechos. A través del proyecto PASCA, de donde nació el Foro Ciudadano de las Américas, coordina un monitoreo de los mandatos o compromisos emanados de las últimas dos Cumbres de las Américas. Sobre todo, de la hecha en Lima en el año 2018, cuyo tema central era “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”.

Asimismo, hemos avanzado este año en la convocatoria pública para la construcción de un observatorio ciudadano contra la corrupción.

Es imperativo recordar que la corrupción no es un fenómeno exclusivo del sector público. La corrupción atraviesa casi todos nuestros ámbitos como sociedad y como tal debe ser el compromiso para combatirla. 

Para hoy 9 de diciembre, Día Internacional contra la Corrupción quisiéramos recordar algunos contenidos que hemos publicado sobre el tema:

Finalmente, queremos invitar a todas las ciudadanías de la región a que se involucren más en los asuntos públicos de sus países, sólo así podemos empezar a derrotar a la corrupción: con más participación ciudadana y control social. La política también es asunto nuestro. La incidencia ciudadana puede transformar muchas cosas y revitaliza la democracia. Recordemos siempre que el Estado y sus funcionarios son empleados de la ciudadanía y tenemos derecho a pedir cuentas sobre sus acciones. Toda vez que el flagelo de la corrupción pulula en todos los sectores, su combate debe ser integral; todos los sectores debemos aunar esfuerzos para combatirlo. A mayor corrupción mayor pobreza; a mayor corrupción más débil nuestra institucionalidad. Requerimos de un cambio de cultura, hacia una cultura de legalidad e integridad; y eso solo se logra mediante la educación y la promoción de nuevos liderazgos basados en valores, orientados en principios. La tarea es ardua, los resultados no se verán de la noche a la mañana, pero es vital que acometamos la tarea con mucho compromiso y responsabilidad.

Hoy día que celebramos un año más del Día Internacional contra la Corrupción, debemos redoblar esfuerzos y echar manos a la obra; en este esfuerzo que debe ser de todos los sectores, para combatir el flagelo en forma integral.